La cara oculta de Internet
El debate sobre el impacto de las redes sociales y la era digital comienza a tomar relevancia a medida que las personas toman conciencia de los efectos tanto positivos como negativos de mantener perfiles en plataformas en línea, llegando incluso a poder afectar a la salud mental. Se trata de un debate donde se encuentran, por un lado, las grandes empresas que cuentan con esta como una herramienta fundamental para su trabajo, y por otro lado, profesionales en el ámbito sanitario como psicólogos o médicos. No hay que olvidar a los padres y madres que sufren de una manera estrecha la consecuencia de tener una huella digital.
Internet es un espacio al que la ciudadanía está “demasiado” acostumbrada, siendo casi seis horas diarias las que pasa un español de media usando la red según el portal Statista. Desde hace relativamente pocos años las nuevas generaciones han crecido formando parte de este extenso mundo digital, pero, realmente ¿se conocen los riesgos que comporta pertenecer a la red? Bien es sabido que las nuevas tecnologías han aportado nuevas técnicas y oficios que se han escampado como la espuma, como son los `influencerś los cuales muestran su propia ´realidad tras la pantalla´, ligados estrechamente a la era digital y llevando a conocer una nueva manera de concepción del trabajo totalmente diferente a la de épocas anteriores.
Internet ha facilitado la vida de la mayoría de las personas, pero también se debe tener cuidado ya que puede ser un arma de doble filo. Precisamente las ventajas más golosas son las culpables de que los peligros que esconden estas plataformas queden en la sombra. Existe un lado oscuro que todos creen conocer.
Sí, la generación Z es esa generación que se enfrenta a problemas hasta ahora desconocidos para generaciones anteriores como padres o abuelos: ansiedad, complejos, acoso, adicción o depresión por culpa de las redes sociales. Son algunos de los principales peligros a los que se enfrentan millones de jóvenes que sufren el impacto de la peor cara de la red.
La inmediatez y lo viral demuestran serlo tanto como para lo bueno como para lo malo. El afán por agradar a los demás es la obsesión más cotizada de la red, convertida en el “juego” de “todo por los likes”. El ser conocido, y la presión que esconden esos pequeños actos con la adicción a las redes, ha llevado a famosos del mundo actual al suicidio por no saber cómo lidiar con ello, ya que la revolución de internet es relativamente joven y no se conoce tanto como se debería.
Cada vez el perfil de usuarios de una red social va en aumento y cada vez son más los niños menores de 14 años que cuentan con un perfil en cualquier plataforma como Instagram o TikTok, de hecho, el 68% de los menores de 10 a 12 años ya tienen cuenta en alguna red social según AVACU. Así pues, los filtros en las publicaciones, los retoques estéticos y el mostrar una cara que realmente no es la verdadera realidad, puede crear complejos y necesidades en estos.
![[Img #4287]](http://elsubmarino.periodismodigital.es/upload/images/06_2023/101_img_3689.jpg)
La creación de dichos complejos a esta corta edad puede llevar a trastornos alimentarios. Muchos son los jóvenes que en la actualidad sufren enfermedades como TCA, con la necesidad de parecerse a sus ídolos de las pantallas. «La exposición constante a imágenes y mensajes distorsionados sobre el cuerpo y la alimentación puede aumentar la insatisfacción corporal y contribuir a la aparición de conductas alimentarias desordenadas», afirma el Dr. David González, psicólogo especializado en TCA.
Internet ha abierto un mundo de posibilidades extraordinarias, pero también ha abierto un mundo de amenazas que tienen que ser objeto de una colaboración internacional pública y privada.«Hay que hacer hincapié en prevenir, por ejemplo, se podría hacer un buen trabajo desde los colegios, o desde las familias», afirma Mª Jesús Marquina, psicóloga de profesión. Es necesaria también una mayor colaboración intergubernamental y una mayor inversión privada para tratar temas como la salud mental y para hacer que las empresas se preocupen no solo por los beneficios, sino por el bien de su comunidad.
El debate sobre el impacto de las redes sociales y la era digital comienza a tomar relevancia a medida que las personas toman conciencia de los efectos tanto positivos como negativos de mantener perfiles en plataformas en línea, llegando incluso a poder afectar a la salud mental. Se trata de un debate donde se encuentran, por un lado, las grandes empresas que cuentan con esta como una herramienta fundamental para su trabajo, y por otro lado, profesionales en el ámbito sanitario como psicólogos o médicos. No hay que olvidar a los padres y madres que sufren de una manera estrecha la consecuencia de tener una huella digital.
Internet es un espacio al que la ciudadanía está “demasiado” acostumbrada, siendo casi seis horas diarias las que pasa un español de media usando la red según el portal Statista. Desde hace relativamente pocos años las nuevas generaciones han crecido formando parte de este extenso mundo digital, pero, realmente ¿se conocen los riesgos que comporta pertenecer a la red? Bien es sabido que las nuevas tecnologías han aportado nuevas técnicas y oficios que se han escampado como la espuma, como son los `influencerś los cuales muestran su propia ´realidad tras la pantalla´, ligados estrechamente a la era digital y llevando a conocer una nueva manera de concepción del trabajo totalmente diferente a la de épocas anteriores.
Internet ha facilitado la vida de la mayoría de las personas, pero también se debe tener cuidado ya que puede ser un arma de doble filo. Precisamente las ventajas más golosas son las culpables de que los peligros que esconden estas plataformas queden en la sombra. Existe un lado oscuro que todos creen conocer.
Sí, la generación Z es esa generación que se enfrenta a problemas hasta ahora desconocidos para generaciones anteriores como padres o abuelos: ansiedad, complejos, acoso, adicción o depresión por culpa de las redes sociales. Son algunos de los principales peligros a los que se enfrentan millones de jóvenes que sufren el impacto de la peor cara de la red.
La inmediatez y lo viral demuestran serlo tanto como para lo bueno como para lo malo. El afán por agradar a los demás es la obsesión más cotizada de la red, convertida en el “juego” de “todo por los likes”. El ser conocido, y la presión que esconden esos pequeños actos con la adicción a las redes, ha llevado a famosos del mundo actual al suicidio por no saber cómo lidiar con ello, ya que la revolución de internet es relativamente joven y no se conoce tanto como se debería.
Cada vez el perfil de usuarios de una red social va en aumento y cada vez son más los niños menores de 14 años que cuentan con un perfil en cualquier plataforma como Instagram o TikTok, de hecho, el 68% de los menores de 10 a 12 años ya tienen cuenta en alguna red social según AVACU. Así pues, los filtros en las publicaciones, los retoques estéticos y el mostrar una cara que realmente no es la verdadera realidad, puede crear complejos y necesidades en estos.
La creación de dichos complejos a esta corta edad puede llevar a trastornos alimentarios. Muchos son los jóvenes que en la actualidad sufren enfermedades como TCA, con la necesidad de parecerse a sus ídolos de las pantallas. «La exposición constante a imágenes y mensajes distorsionados sobre el cuerpo y la alimentación puede aumentar la insatisfacción corporal y contribuir a la aparición de conductas alimentarias desordenadas», afirma el Dr. David González, psicólogo especializado en TCA.
Internet ha abierto un mundo de posibilidades extraordinarias, pero también ha abierto un mundo de amenazas que tienen que ser objeto de una colaboración internacional pública y privada.«Hay que hacer hincapié en prevenir, por ejemplo, se podría hacer un buen trabajo desde los colegios, o desde las familias», afirma Mª Jesús Marquina, psicóloga de profesión. Es necesaria también una mayor colaboración intergubernamental y una mayor inversión privada para tratar temas como la salud mental y para hacer que las empresas se preocupen no solo por los beneficios, sino por el bien de su comunidad.