Life Pinarca: en busca de un futuro para las nacras
Universidades e instituciones europeas trabajan dia a día para conseguir una solución a su extinción
El fondo del mar esconde múltiples tesoros, pero muchos de ellos están desapareciendo. Entre sus grandes riquezas se encuentra la nacra (Pinna nobilis), el molusco más grande del mundo y autóctono del mar mediterráneo. Se trata de una especie que permanecía en la lista UICN como una especie amenazada mucho tiempo, pero no fue hasta 2016 cuando su situación se volvió desalentadora. A finales de 2016, la comunidad científica comenzó a detectar que todos los ejemplares que localizaban se encontraban muertos.
Con el tiempo, los expertos indagaron y descubrieron el origen del problema: un protozoo parásito. A día de hoy, instituciones, universidades y profesionales trabajan para paliar los efectos en la especie. Entre las distintas iniciativas para hacer frente a esta problemática en el ecosistema marino, se encuentra el proyecto Life Pinnarca del Instituto de Investigación en Medio Ambiente y Ciencia Marina de la Universidad Católica de Valencia (IMEDMAR-UCV). Desde esta iniciativa, se llevan a cabo diferentes acciones desde la difusión de información al stock de los ejemplares con el objetivo de conseguir mejorar la situación de la nacra en el Mar Mediterráneo. El proceso de búsqueda y reproducción es todo un reto que requiere de la colaboración y el respaldo de entidades como la UE.
![[Img #3847]](http://elsubmarino.periodismodigital.es/upload/images/05_2022/8517_captura-de-pantalla-2022-05-24-a-las-112047.png)
El escenario para las nacras no ha dejado de empeorar desde la aparición del parásito en 2016. “A diferencia de los seres humanos, las nacras no tienen un sistema inmunológico su mortalidad es del 99%”, explica José Rafael García March, Doctor en Biología Marina y director del proyecto Life Pinnarca. Sin embargo, el futuro de la especie presenta luces y sombras que debemos considerar. Las lagunas costeras se han convertido en el refugio para los últimos ejemplares. Lugares como el Mar Menor o el Delta del Ebro son de los pocos lugares donde el parásito no puede entrar. En mar abierto, en cambio, la situación es cada vez más crítica. En todas las costas españolas tan solo hay localizadas diez, ninguna de ellas en la Comunidad Valencia.
¿Hay esperanza para las nacras? La comunicación del problema es una de las medidas claves para conseguir un pasaporte de futuro a la especie. José Tena, Project manager de Life Pinnarca y director del Imedmar, explica: “La labor de difusión es muy importante porque la mayoría de los ejemplares existentes lo ha encontrado el público, no los científicos”. A pesar de los esfuerzos, las alertas recibidas en el caso de la Comunidad Valenciana no pertenecen a este tipo de molusco, sino a ejemplares híbridos.
Pero, más allá de la labor divulgativa, el programa ve la reproducción en cautividad como una vía de escape para asegurar su supervivencia. Aunque todavía no se ha podido lograr con éxito este objetivo, la comunidad científica sigue trabajando para conseguirlo.
La cooperación entre los centros e instituciones está presente durante todo el proceso de búsqueda y conservación. El principal reto que debe abordar este programa es una limitación a la que todo proyecto científico está supeditado: la financiación. “Con más financiación las probabilidades crecerían exponencialmente. Hemos recibido financiación, pero no deja de ser un laboratorio pequeño con restricciones”, aseguran los miembros del proyecto. Sin embargo, este obstáculo no va a evitar que el ecosistema valenciano luche por asegurar la vida de las nacras.

El fondo del mar esconde múltiples tesoros, pero muchos de ellos están desapareciendo. Entre sus grandes riquezas se encuentra la nacra (Pinna nobilis), el molusco más grande del mundo y autóctono del mar mediterráneo. Se trata de una especie que permanecía en la lista UICN como una especie amenazada mucho tiempo, pero no fue hasta 2016 cuando su situación se volvió desalentadora. A finales de 2016, la comunidad científica comenzó a detectar que todos los ejemplares que localizaban se encontraban muertos.
Con el tiempo, los expertos indagaron y descubrieron el origen del problema: un protozoo parásito. A día de hoy, instituciones, universidades y profesionales trabajan para paliar los efectos en la especie. Entre las distintas iniciativas para hacer frente a esta problemática en el ecosistema marino, se encuentra el proyecto Life Pinnarca del Instituto de Investigación en Medio Ambiente y Ciencia Marina de la Universidad Católica de Valencia (IMEDMAR-UCV). Desde esta iniciativa, se llevan a cabo diferentes acciones desde la difusión de información al stock de los ejemplares con el objetivo de conseguir mejorar la situación de la nacra en el Mar Mediterráneo. El proceso de búsqueda y reproducción es todo un reto que requiere de la colaboración y el respaldo de entidades como la UE.
El escenario para las nacras no ha dejado de empeorar desde la aparición del parásito en 2016. “A diferencia de los seres humanos, las nacras no tienen un sistema inmunológico su mortalidad es del 99%”, explica José Rafael García March, Doctor en Biología Marina y director del proyecto Life Pinnarca. Sin embargo, el futuro de la especie presenta luces y sombras que debemos considerar. Las lagunas costeras se han convertido en el refugio para los últimos ejemplares. Lugares como el Mar Menor o el Delta del Ebro son de los pocos lugares donde el parásito no puede entrar. En mar abierto, en cambio, la situación es cada vez más crítica. En todas las costas españolas tan solo hay localizadas diez, ninguna de ellas en la Comunidad Valencia.
¿Hay esperanza para las nacras? La comunicación del problema es una de las medidas claves para conseguir un pasaporte de futuro a la especie. José Tena, Project manager de Life Pinnarca y director del Imedmar, explica: “La labor de difusión es muy importante porque la mayoría de los ejemplares existentes lo ha encontrado el público, no los científicos”. A pesar de los esfuerzos, las alertas recibidas en el caso de la Comunidad Valenciana no pertenecen a este tipo de molusco, sino a ejemplares híbridos.
Pero, más allá de la labor divulgativa, el programa ve la reproducción en cautividad como una vía de escape para asegurar su supervivencia. Aunque todavía no se ha podido lograr con éxito este objetivo, la comunidad científica sigue trabajando para conseguirlo.
La cooperación entre los centros e instituciones está presente durante todo el proceso de búsqueda y conservación. El principal reto que debe abordar este programa es una limitación a la que todo proyecto científico está supeditado: la financiación. “Con más financiación las probabilidades crecerían exponencialmente. Hemos recibido financiación, pero no deja de ser un laboratorio pequeño con restricciones”, aseguran los miembros del proyecto. Sin embargo, este obstáculo no va a evitar que el ecosistema valenciano luche por asegurar la vida de las nacras.