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A. Ferrándiz, E. Iriarte, G. Antolín, I. Calatayud, N. Capapé, R. Brisa
Martes, 24 de Mayo de 2022 Tiempo de lectura:

El tic tac de la biodiversidad

La ciencia en Valencia trabaja a contrarreloj para frenar la desaparición de 1.000.000 de especies amenazadas

Imagínense el engranaje de un reloj. Piensen en todas las piezas que hacen que el mecanismo funcione a la perfección. Ahora, comiencen a retirar, poco a poco, algún resorte, el minutero o los muelles, por ejemplo. El reloj continuará funcionando hasta que la ausencia de las piezas clave lo lleve a fallar. Ese es, precisamente, el temor que recorre ahora a la comunidad científica. Cómo la progresiva desaparición de especies puede colapsar el reloj que mide de verdad nuestro tiempo sobre el planeta: la biodiversidad. Tic tac.

 

Ante la cuenta atrás frente al apocalipsis, los expertos en la materia proponen una solución: la ciencia. Concretamente, la preservación de las especies amenazadas actualmente. “La conservación de animales se realiza mediante técnicas in situ, en los hábitats naturales, o ex situ, en laboratorios y centros de recuperación de fauna”, explica Víctor Gallego, director del proyecto CRYOVAL en la Universidad Politécnica de Valencia. “La preservación in situ implica conservar el medio ambiente, crear las condiciones óptimas y mantener los hábitats naturales, mientras que ex situ contempla únicamente al animal, y no al entorno natural”, detalla el científico.

 

En un comienzo, la conservación ex situ se planteó por la comunidad científica como un plan B a la conservación en el entorno natural; una especie de “por si las moscas”. En caso de que las técnicas de preservación en los hábitats naturales pudieran fallar, opciones como la cría en cautividad, la criocongelación de gametos o la criopreservación de especies permitirían su reintroducción en el ecosistema. Pero la época de bonanza de la biodiversidad parece haber terminado: ahora la comunidad científica exprime todas las posibilidades de conservación y explora nuevas vías para proteger a las especies. “Con la situación actual, necesitamos avanzar en técnicas de conservación tanto in situ como ex situ”, lamenta el director de CRYOVAL. 

 

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¿Tan grave es la herida? Según el Informe sobre la biodiversidad biológica de IPBES, los ecosistemas naturales se han deteriorado hasta un 47% en las últimas décadas. Eso, a su vez, ha generado que el 25% de las especies de fauna y flora estén ya en riesgo de extinción. Lo peligroso, señalan los expertos en el análisis, es que no se trata de unos datos puntuales, sino de una tendencia que se alarga en el tiempo. Desde la prehistoria hasta hoy, se ha reducido un 82% la biomasa de mamíferos en todo el planeta y, si no se remedia, la cifra en un par de décadas será aún mayor.

 

Valencia: HUB de la conservación

Desde Valencia la inversión pública y privada, así como universidaddes como la UCV y la UPV, investigan mano a mano y a contrarreloj cómo hacer frente al futuro incierto de un millón de especies de animales. La Generalitat Valenciana cuenta con una serie de Centros de Recuperación distribuidos por toda la región en los que se realizan proyectos de conservación ex situ. El principal objetivo de estos centros, según la memoria de Centros de Recuperación de Fauna de la Comunitat Valenciana, es recuperar ejemplares, reintroducir especies y gestionar poblaciones en la naturaleza. 

 

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Desde su creación en los 80, el número de animales acogidos en la Comunidad Valenciana se ha multiplicado por diez, según indica la memoria. Ha sido tal el goteo de especies necesitadas de ayuda en la región, que La Granja de El Saler se ha convertido en el centro de recuperación de referencia a nivel nacional, con la mayor capacidad de acogida de fauna silvestre protegida en toda España. ¿Su labor? Respetar una máxima: acoger y rehabilitar a los animales silvestres autóctonos que han perdido capacidad para desenvolverse con normalidad en su ecosistema.

 

Made with Flourish

 

Pero en Valencia no sólo se trabaja por preservar las especies autóctonas, sino también las foráneas. Esta es la especialidad de entidades como el Oceanográfico, que desarrolla amplios proyectos de reintroducción de las especies más curiosas en su hábitat natural. La debilidad de esta entidad son las tortugas, especie en un serio descenso poblacional según la Lista Roja de IUCN. En el Oceanográfico se organizan equipos de recuperación de ejemplares en las costas y, tras un período en cautividad para curar daños, vuelven a reintroducirse en el mar, su hábitat natural. 

 

 

Desde el Bioparc, el segundo pilar de conservación de especies foráneas en Valencia, llevan a cabo proyectos de reproducción en cautividad. Mediante la recreación del hábitat natural de la especie, imitan el ecosistema de los animales para facilitar su ciclo de vida normal. Por ello, son numerosos los casos con final feliz de especies amenazadas que logran reproducirse en el Bioparc. 

 

 

Uno de sus últimos proyectos ha sido la reproducción del primate mangabey, en riesgo de extinción según advierten organismos supranacionales. La Lista Roja de la IUCN ha denunciado que únicamente han podido localizarse entre 100 y 1.000 ejemplares adultos de esta especie en todo el planeta. Frente a ello, en el Bioparc celebran ya el primer mes de edad de un nuevo ejemplar nacido en el zoológico gracias a sus programas de conservación ex situ. 

 

 

La comunidad científica en Valencia trabaja diariamente para mantener cada engranaje del reloj en su lugar. Por ello animan a la ciencia ciudadana a echar una mano en la conservación de las especies, informándose sobre la preocupante situación actual e informando a los grupos de investigación sobre hallazgos que puedan realizar en los parajes naturales. 

 

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