'Influencers', los nuevos formadores de opinión
¿Cuál es el rol de los creadores de contenido en el nuevo paradigma de comunicación?
En un mundo cada vez más digitalizado, los influencers se han convertido en poderosos agentes de cambio, moldeando la opinión pública a través de plataformas como Instagram, YouTube, TikTok y Twitter. Estas personas, que van desde celebridades hasta personas comunes que han ganado popularidad por su contenido, tienen una influencia significativa en diversos aspectos de la sociedad, desde la moda y la belleza hasta la política y la salud pública.
Los influencers son personas que han conseguido una considerable cantidad de seguidores, sobre todo jóvenes, en las redes sociales debido a su contenido atractivo, su carisma y su capacidad para conectar con la audiencia. Estos seguidores confían en las opiniones y recomendaciones de los influencers, lo que les otorga un poder notable para moldear tendencias y opiniones.
La palabra "influencer" proviene del inglés y, como sugiere, estas personas tienen la capacidad de influir en las decisiones y opiniones de sus seguidores. Este poder deriva en gran medida de su autenticidad percibida y la relación cercana que construyen con su audiencia. A diferencia de las figuras tradicionales de los medios, los influencers a menudo comparten detalles personales de sus vidas, lo que crea una conexión emocional más profunda con sus seguidores.
![[Img #4536]](http://elsubmarino.periodismodigital.es/upload/images/05_2024/2721_opinion-publica.png)
Emilio garcía, profesor de bioética y autor del libro “Belleza fantasma y deporte a lo loco”, ha compartido su opinión acerca de ello: “Los adolescentes todavía no han construido su personalidad y con esto pueden estar construyéndola bajo unos pilares muy débiles, creyendo que tienen que imitar a los influencers y modelos”.
Sin embargo, en el campo de la salud y el bienestar, su influencia puede ser tanto beneficiosa como perjudicial. Durante la pandemia de COVID-19, muchos influencers utilizaron sus plataformas para promover medidas de salud pública, como el uso de mascarillas y la vacunación. Sin embargo, también hubo casos de desinformación, donde figuras influyentes difundieron teorías de conspiración y consejos médicos sin fundamento.
Muchos otros cuentan su experiencia con determinadas enfermedades. Muestran su día a día y nos ayudan a conocer los aspectos que no sabríamos si no fuera por ellos. Es el caso de Núria Jordà, una chica de 22 años que se ha convertido en creadora de contenido ya que daba voz a su problema, un tumor en la carótida izquierda que cambió su vida para siempre. “Yo me considero activista. Lucho por más investigación para más vida y hablo de distintas enfermedades”, afirma.
“El mensaje que siempre intento transmitir es la importancia que tenemos todos los ciudadanos para que la vida de mucha gente pueda mejorar, es decir, que cada uno haciendo un pequeño paso podría lograr muchísimas cosas”, explica. Además, destaca la importancia que tiene en una parte del aprendizaje de sus seguidores: “Creo que cumplo una labor educativa muy importante, así que se podría decir que la gente que me sigue es por querer aprender más sobre mis patologías u otras y que, por tanto, la información que doy les es relevante”.

Han crecido en los últimos años, también, los influencers que comunican sobre política. Desde promover candidatos hasta movilizar a sus seguidores para participar en protestas y movimientos sociales, su capacidad para influir en la opinión pública es innegable. La campaña electoral de las elecciones autonómicas de 2023 vio un aumento en el uso de influencers para atraer a los votantes jóvenes, un grupo demográfico crucial que tradicionalmente tiene una baja participación electoral.
Los políticos se han dado cuenta de que para llegar a los votantes más jóvenes, necesitan estar donde ellos están: en las redes sociales. Los influencers pueden hacer que temas complejos sean más accesibles y atractivos para un público que de otra manera podría no estar interesado.
El poder de los influencers sigue creciendo, y su impacto en la opinión pública es cada vez más evidente. Las empresas, los políticos y las organizaciones de todo tipo están ajustando sus estrategias para aprovechar esta nueva realidad. Sin embargo, con gran poder viene una gran responsabilidad. Es crucial que tanto los influencers como las plataformas de redes sociales trabajen juntos para garantizar que la información compartida sea precisa y beneficiosa ya que tienen una responsabilidad con su público.
“La influencia no es algo nuevo, pero la escala y la velocidad a la que puede ocurrir en la era digital sí lo son”, concluye Emilio García, autor del libro “Belleza Fantasma y deporte A lo loco: Los riesgos de la obsesión corporal” y doctor en Teología moral. “Los influencers tienen la capacidad de hacer mucho bien, pero también deben ser conscientes del impacto potencialmente negativo de sus palabras y acciones”.
El fenómeno de los influencers refleja la democratización de la comunicación en la era digital, donde cualquier persona con acceso a internet puede convertirse en una voz poderosa. Como sociedad, debemos aprender a navegar este nuevo paisaje mediático con un ojo crítico y una mente abierta.
En un mundo cada vez más digitalizado, los influencers se han convertido en poderosos agentes de cambio, moldeando la opinión pública a través de plataformas como Instagram, YouTube, TikTok y Twitter. Estas personas, que van desde celebridades hasta personas comunes que han ganado popularidad por su contenido, tienen una influencia significativa en diversos aspectos de la sociedad, desde la moda y la belleza hasta la política y la salud pública.
Los influencers son personas que han conseguido una considerable cantidad de seguidores, sobre todo jóvenes, en las redes sociales debido a su contenido atractivo, su carisma y su capacidad para conectar con la audiencia. Estos seguidores confían en las opiniones y recomendaciones de los influencers, lo que les otorga un poder notable para moldear tendencias y opiniones.
La palabra "influencer" proviene del inglés y, como sugiere, estas personas tienen la capacidad de influir en las decisiones y opiniones de sus seguidores. Este poder deriva en gran medida de su autenticidad percibida y la relación cercana que construyen con su audiencia. A diferencia de las figuras tradicionales de los medios, los influencers a menudo comparten detalles personales de sus vidas, lo que crea una conexión emocional más profunda con sus seguidores.
Emilio garcía, profesor de bioética y autor del libro “Belleza fantasma y deporte a lo loco”, ha compartido su opinión acerca de ello: “Los adolescentes todavía no han construido su personalidad y con esto pueden estar construyéndola bajo unos pilares muy débiles, creyendo que tienen que imitar a los influencers y modelos”.
Sin embargo, en el campo de la salud y el bienestar, su influencia puede ser tanto beneficiosa como perjudicial. Durante la pandemia de COVID-19, muchos influencers utilizaron sus plataformas para promover medidas de salud pública, como el uso de mascarillas y la vacunación. Sin embargo, también hubo casos de desinformación, donde figuras influyentes difundieron teorías de conspiración y consejos médicos sin fundamento.
Muchos otros cuentan su experiencia con determinadas enfermedades. Muestran su día a día y nos ayudan a conocer los aspectos que no sabríamos si no fuera por ellos. Es el caso de Núria Jordà, una chica de 22 años que se ha convertido en creadora de contenido ya que daba voz a su problema, un tumor en la carótida izquierda que cambió su vida para siempre. “Yo me considero activista. Lucho por más investigación para más vida y hablo de distintas enfermedades”, afirma.
“El mensaje que siempre intento transmitir es la importancia que tenemos todos los ciudadanos para que la vida de mucha gente pueda mejorar, es decir, que cada uno haciendo un pequeño paso podría lograr muchísimas cosas”, explica. Además, destaca la importancia que tiene en una parte del aprendizaje de sus seguidores: “Creo que cumplo una labor educativa muy importante, así que se podría decir que la gente que me sigue es por querer aprender más sobre mis patologías u otras y que, por tanto, la información que doy les es relevante”.
Han crecido en los últimos años, también, los influencers que comunican sobre política. Desde promover candidatos hasta movilizar a sus seguidores para participar en protestas y movimientos sociales, su capacidad para influir en la opinión pública es innegable. La campaña electoral de las elecciones autonómicas de 2023 vio un aumento en el uso de influencers para atraer a los votantes jóvenes, un grupo demográfico crucial que tradicionalmente tiene una baja participación electoral.
Los políticos se han dado cuenta de que para llegar a los votantes más jóvenes, necesitan estar donde ellos están: en las redes sociales. Los influencers pueden hacer que temas complejos sean más accesibles y atractivos para un público que de otra manera podría no estar interesado.
El poder de los influencers sigue creciendo, y su impacto en la opinión pública es cada vez más evidente. Las empresas, los políticos y las organizaciones de todo tipo están ajustando sus estrategias para aprovechar esta nueva realidad. Sin embargo, con gran poder viene una gran responsabilidad. Es crucial que tanto los influencers como las plataformas de redes sociales trabajen juntos para garantizar que la información compartida sea precisa y beneficiosa ya que tienen una responsabilidad con su público.
“La influencia no es algo nuevo, pero la escala y la velocidad a la que puede ocurrir en la era digital sí lo son”, concluye Emilio García, autor del libro “Belleza Fantasma y deporte A lo loco: Los riesgos de la obsesión corporal” y doctor en Teología moral. “Los influencers tienen la capacidad de hacer mucho bien, pero también deben ser conscientes del impacto potencialmente negativo de sus palabras y acciones”.
El fenómeno de los influencers refleja la democratización de la comunicación en la era digital, donde cualquier persona con acceso a internet puede convertirse en una voz poderosa. Como sociedad, debemos aprender a navegar este nuevo paisaje mediático con un ojo crítico y una mente abierta.
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