El Acoso Escolar desde la Psicología
Raquel Muñoz es psicóloga y profesora en un colegio donde ha podido observar lo abundante que siguen siendo las injusticias dentro de las aulas de clase
Raquel Muñoz se graduó como psicóloga general sanitaria en la Universidad Jaime I, Castellón. Al finalizar sus estudios, comenzó a trabajar en un colegio como orientadora, donde pudo observar lo abundante que sigue siendo el acoso escolar y de las injusticias que se continúan viviendo en las aulas. Actualmente, tiene su propia clínica en la que ofrece ayuda a través de su programa “Emocional-mente” a todo aquel que así la necesite.
Pregunta. ¿De qué forma influye el acoso escolar en la autoestima de la víctima?
Respuesta. Las víctimas de bullying pueden sufrir baja autoestima, depresión, ansiedad, entre otros. Estos síntomas se pueden cronificar, incluso mantenerse en la etapa adulta. El niño percibe que no es suficiente, que no tiene habilidades ni recursos, y esto genera un autoconcepto de que no es capaz de poder defenderse de los demás, por lo que se pueden desarrollar problemas futuros.
P. ¿Qué comportamientos del infante pueden ayudarnos a identificar acoso en el colegio?
R. Es importante estar atentos a repentinos cambios de humor, a lesiones o heridas sin explicación. También puede ocurrir que la víctima tenga daños en su material escolar o que diga que ha perdido cosas. La bajada del rendimiento escolar sin ninguna causa aparente, cambios en los hábitos alimenticios, o inventar excusas como “me duele la cabeza o el estómago” para evitar asistir a clase también son hechos que ayudan a identificar el acoso.
P. ¿Afecta de forma diferente a niños y a niñas?
R. El acoso entre los 6 y los 10 años suele ser más físico y verbal. Entre las niñas suele ser más social o emocional, por ejemplo; “hacer el vacío” a una compañera, contar chismes, aislarla y dejarla sin amigas. Estos son los patrones normalmente, aunque puede darse al revés. También es cierto, que luego en la adolescencia, las chicas también ejercen la violencia física.
P. ¿Cómo se consigue que el afectado cuente lo que le está sucediendo? ¿Deberíamos educar y enseñar más para que los compañeros sepan comportarse de forma correcta en estas situaciones?
R. Es importante que haya una formación y una sensibilización hacia todo el alumnado. Las personas que son observadoras también tienen un papel que puede ser más activo, y por consecuencia, realmente pueden ayudar a frenar estas situaciones. Por esta razón, sería primordial que hubiera formaciones en los colegios desde temprana edad, para que los niños fueran conscientes de lo que es acoso y supieran cómo actuar en el caso de desempeñar el rol, tanto de víctima, como de acosador, como de observador.
P. ¿Cómo deben actuar los padres de la víctima? ¿Y del acosador?
R. En cualquier caso, deben apoyarles, escucharles, aceptarles y validar las emociones que sienten. Es fundamental no negar la evidencia, independientemente del caso que sea. Además, es conveniente hacerlo sin juzgar. Es muy complicado, por eso, incluso los padres necesitan tener cierto apoyo, que pueden encontrarlo en el orientador del colegio/instituto. De esta forma, conocerán las pautas sobre cómo actuar en estos casos. Es más importante estar junto al hijo/hija mostrando apoyo, que quizás saber cuáles son los protocolos a seguir.
Pregunta. ¿De qué forma influye el acoso escolar en la autoestima de la víctima?
Respuesta. Las víctimas de bullying pueden sufrir baja autoestima, depresión, ansiedad, entre otros. Estos síntomas se pueden cronificar, incluso mantenerse en la etapa adulta. El niño percibe que no es suficiente, que no tiene habilidades ni recursos, y esto genera un autoconcepto de que no es capaz de poder defenderse de los demás, por lo que se pueden desarrollar problemas futuros.
P. ¿Qué comportamientos del infante pueden ayudarnos a identificar acoso en el colegio?
R. Es importante estar atentos a repentinos cambios de humor, a lesiones o heridas sin explicación. También puede ocurrir que la víctima tenga daños en su material escolar o que diga que ha perdido cosas. La bajada del rendimiento escolar sin ninguna causa aparente, cambios en los hábitos alimenticios, o inventar excusas como “me duele la cabeza o el estómago” para evitar asistir a clase también son hechos que ayudan a identificar el acoso.
P. ¿Afecta de forma diferente a niños y a niñas?
R. El acoso entre los 6 y los 10 años suele ser más físico y verbal. Entre las niñas suele ser más social o emocional, por ejemplo; “hacer el vacío” a una compañera, contar chismes, aislarla y dejarla sin amigas. Estos son los patrones normalmente, aunque puede darse al revés. También es cierto, que luego en la adolescencia, las chicas también ejercen la violencia física.
P. ¿Cómo se consigue que el afectado cuente lo que le está sucediendo? ¿Deberíamos educar y enseñar más para que los compañeros sepan comportarse de forma correcta en estas situaciones?
R. Es importante que haya una formación y una sensibilización hacia todo el alumnado. Las personas que son observadoras también tienen un papel que puede ser más activo, y por consecuencia, realmente pueden ayudar a frenar estas situaciones. Por esta razón, sería primordial que hubiera formaciones en los colegios desde temprana edad, para que los niños fueran conscientes de lo que es acoso y supieran cómo actuar en el caso de desempeñar el rol, tanto de víctima, como de acosador, como de observador.
P. ¿Cómo deben actuar los padres de la víctima? ¿Y del acosador?
R. En cualquier caso, deben apoyarles, escucharles, aceptarles y validar las emociones que sienten. Es fundamental no negar la evidencia, independientemente del caso que sea. Además, es conveniente hacerlo sin juzgar. Es muy complicado, por eso, incluso los padres necesitan tener cierto apoyo, que pueden encontrarlo en el orientador del colegio/instituto. De esta forma, conocerán las pautas sobre cómo actuar en estos casos. Es más importante estar junto al hijo/hija mostrando apoyo, que quizás saber cuáles son los protocolos a seguir.