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Marc Escribano
Martes, 25 de Mayo de 2021 Tiempo de lectura:

Las rejas de la ansiedad

La pandemia nos cambió la vida de golpe. Enfrentamos pérdidas económicas, nos vimos obligados a reducir nuestra vida social, se nos prohibió viajar. El COVID nos llenó de incertidumbre y nos cargó de problemas personales y sociales. Millones de testimonios afirman haber sufrido algún cuadro clínico conectado al estrés, la depresión y la ansiedad. Los expertos en salud mental alertan de no desatender los síntomas.

La ansiedad es una emoción que todo el mundo ha experimentado en algún momento de su vida, ayuda al organismo en la preparación de cada ser humano para hacer algo que es importante. La ansiedad produce una reacción psicofisiológica de activación intensa del sistema nervioso central y de todo el organismo y aparece en situaciones en las que se ha de actuar en una situación que demanda un esfuerzo intenso o sostenido. Esta, sirve para activar y hacer frente a una amenaza o peligro que está ocurriendo en el presente o que puede pasar en el futuro. 

 

Una de las huellas más grandes que ha dejado la pandemia en nuestra sociedad, dejando a un lado las grandes cifras de mortalidad, son los problemas psicológicos que llegaron a la vida de muchas personas. Actualmente, estos problemas tienen que ser tratados y la ansiedad se ha convertido en uno de los grandes protagonistas dentro de los problemas psicológicos a los que hay que hacer frente. 

 

Según el estudio epidemiológico sobre trastornos mentales ESEM-eD-España, el 9,3% de los españoles sufrirá algún trastorno de ansiedad a lo largo de su existencia. Se trata del grupo de patologías mentales más frecuente tras la depresión. Este dato ha sufrido un aumento con la llegada del COVID-19. El  estudio “Psicología y terapia online en España en la era del COVID-19” realizado por la plataforma de psicólogos online iFeel refleja un aumento de un 168,6% de las consultas y cuadros por ansiedad desde el inicio del estado de alarma. Además, los síntomas depresivos aumentaron un 80,9%. Aurora Ballester, psicóloga, afirma que uno de los motivos detonantes de este aumento es el cambio y la incertidumbre que ha supuesto la pandemia. “La gente está inquieta, el Covid nos ha trastocado los planes y ha supuesto un aumento considerable de problemas sociales, económicos y personales. El aislamiento de la cuarentena puso de manifiesto el drama de la soledad y de no disponer de habilidades sociales que sufren muchas personas”, afirma Aurora.

 

Fuente: INE

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Gráfico 1. Porcentaje de personas en España que ha sufrido consecuencias derivadas de la pandemia. CIS / Elaboración propia

 

Para poder entender las diferencias que existen entre una ansiedad de carácter normal, estable y controlada y la ansiedad que desgraciadamente no se puede controlar es importante definirla de una forma en la que se marque la línea que divide una sensación normal de un trastorno psicológico. 

 

La ansiedad es una reacción normal y saludable en la mayoría de los casos. Por ejemplo, cuando afrontamos una entrevista de trabajo o un examen el cuerpo se prepara para afrontar una situación de estrés. Aparecen cambios y sensaciones físicas como un incremento de las pulsaciones, nerviosismo, sudor, boca seca que a medida que se va avanzando y se atraviesa esa situación de estrés, estas sensaciones van disminuyendo y desapareciendo. Todas estas sensaciones antes de afrontar una situación de estrés son normales y forman parte de una ansiedad saludable. “Hay que tener en cuenta que la ansiedad es una emoción normal y que lo que hay que hacer con ella no es intentar eliminarla, sino aprender a saber identificarla y gestionarla.” afirma Aurora Ballester.

 

Este tipo de ansiedad es considerada una emoción saludable y normal pero desgraciadamente, existe otro aspecto de la ansiedad que se convierte en trastorno que hace que las personas sufran efectos psicológicos difíciles de controlar. Los trastornos de ansiedad se caracterizan por presentar un miedo, ansiedad intensa y una preocupación excesiva. Estos trastornos generan un malestar y afectan al funcionamiento habitual de la persona independientemente de la edad. Según Aurora Ballester “hay diferentes trastornos como por ejemplo trastornos de ansiedad por separación, fobias específicas, trastornos de pánico, agorafobia y trastornos de ansiedad generalizados. Cuando una persona tiene síntomas de ansiedad nota una serie de sensaciones físicas desagradables como palpitaciones y mareos. Esto ocurre porque las situaciones de peligro, tanto las reales como las generadas de forma imaginarias, producen relaciones a nivel cerebral y hormonal que activan al cuerpo como si fuesen una alarma”. Cuando se detecta una posible amenaza, toda la atención de la persona se dirige hacia esta situación para huir del peligro y sobrevivir. 

 

Según la psicóloga Aurora Ballester, la ansiedad es uno de los trastornos mentales más frecuentes. “Los trastornos de ansiedad constituyen uno de los grupos de trastornos mentales más frecuentes. Según el Hospital Clínic de Barcelona las cifras pueden variar pero hay cierto consenso en considerar que 1 de cada 5 personas tendrá un trastorno de ansiedad a lo largo de su vida. En el caso de los niños y los adolescentes esta cifra estaría alrededor de 6 de cada 100”. 

 

La ansiedad no solo nos genera daños emocionales y psicológicos, sino que puede llegar a provocar también consecuencias físicas en nuestro cuerpo. Es común sentir falta de aire, cansancio o presión en el pecho y creer que en eso se basa la ansiedad. Esto es un grave error, pues, existen múltiples consecuencias que indican ansiedad. Una de las más peculiares que puede llegar a surgir es el bruxismo, según nos afirma Juan Carlos Martínez, odontólogo e implantólogo de la Clínica Sonrisas Sanas. “Se trata de una patología que sufre aproximadamente un 70% de la población en España y que consiste en apretar de forma inconsciente la mandíbula, forzando así el cierre de los dientes, produciendo el desgaste de los mismos. 

 

Habitualmente, este acto se produce durante el sueño. El bruxismo suele aparecer generalmente en la adolescencia y afecta en igual medida a hombres y mujeres. El principal factor que desencadena esta actividad es el estrés al que es sometida una persona en su día a día. “La ansiedad sin duda alguna es uno de los trastornos que acaba desencadenando el bruxismo. Esto se debe al estrés que sufre una persona en este tipo de trastornos. El cuerpo acaba por expresar este estrés de forma inconsciente mientras dormimos a través del bruxismo”. Así lo afirma el doctor Martínez. 

 

El bruxismo genera insomnio, ya que el malestar producido por el dolor deriva en dificultades y problemas para conciliar el sueño. Según el doctor Martínez, “Normalmente, los pacientes que sufren este hábito tienen dificultades para conciliar el sueño, e incluso llegan a incrementar sus niveles de ansiedad debido a que intentan controlar que esto no pase. Esto es una tarea imposible ya que este hábito ocurre de forma inconsciente”  

 

Además del bruxismo, también se puede generar en nuestro cuerpo otro tipo de patologías que nos dificultan nuestro día a día, como son la sensación de nerviosismo, de agitación o tensión constante. Según el doctor Martínez, “el hábito del bruxismo puede generar dolores de oído, de cabeza, procesos de migraña, dolores de cervicales e incluso dolores que recorren la espina y acaban desembocando en la zona de la región dorsal.”  

 

Para que los trastornos de ansiedad y sus efectos desaparezcan es importante tener en cuenta en qué consiste la gestión emocional y qué está en nuestra mano para poder volver a instaurar la normalidad en nuestro cuerpo. Según Aurora Ballester “muchas de nuestras tácticas, suelen tener efectos secundarios adversos, y lo que es peor, no nos empoderan para prevenir la futura aparición de la ansiedad. Por ello, nuestra mejor apuesta radica en lidiar con ella desde su raíz: la mente. Para ello contamos con la meditación, una milenaria herramienta cuya eficacia hoy está corroborada por la ciencia, las empresas y las personas que han emprendido su práctica”. Así lo afirma la psicóloga. 

 

La meditación es un entrenamiento mental. Su práctica consiste en generar estados mentales positivos como la calma o el entusiasmo y acostumbrarse a ellos hasta que se convierten en nuevos hábitos psicológicos y emocionales. 

 

La psicóloga Aurora Ballester nos enseña de forma detallada una serie de pasos y técnicas que hay que seguir para saber cómo meditar. 

  • Sentarse cómodos: “Lo mejor es estar en un lugar agradable y silencioso y adoptar una postura cómoda, después hay que sentarse y cerrar los ojos”.
  • Respirar profundo: “Ayudará a soltar tensiones musculares, relajarse y centrarse”. 
  • Sentir la respiración: “Hay que dejar que fluya con naturalidad, sin modificarla. Hay que centrarse en el abdomen, en su expansión y contracción, y contar al final de cada exhalación. Cuando se llega a 10 respiraciones hay que hacer una breve pausa y comenzar de nuevo”. 
  • Gestionar las distracciones: Lo más probable es que surjan distracciones, esto no es un problema, sino parte del entrenamiento. “Hay que saber identificar las distracciones y volver a concentrarse volviendo al conteo y a la respiración”. 
  • Conclusión: Cuando termina la sesión, hay que respirar profundamente varias veces y abrir lentamente los ojos. “Hay que incorporar esta atención plena al resto del día, recordando que podemos volver al presente a través de la respiración”.  

 

Según Amparo Andrés, experta en osteopatía y fisioterapia, otra actividad que puede ayudar a controlar los trastornos de ansiedad es el Reiki. “Se trata de un tratamiento no farmacológico que se utiliza en pacientes con ansiedad, depresión o ambas. El Reiki es un tratamiento de 2500 años de antigüedad, descrito como terapia de energía vibracional o sutil que se proporciona con mayor frecuencia a través de un toque ligero en el cuerpo o sobre él”. 

 

“La práctica de Reiki puede ofrecer claridad, energía y felicidad, pero el sentimiento número 1 con el que suelen salir los clientes de una sesión de Reiki es una inmensa sensación de paz y calma”, afirma Amparo. La práctica de sanación energética se utiliza como “herramienta para agregar a su repertorio de lucha contra la ansiedad”.

 

Ella misma ofrece una serie de ejercicios de cinco minutos de duración que se pueden realizar de forma fácil y rápida. 

  1. En primer lugar hay que “acostarse y estar en una posición cómoda”.

  2. “Colocar las manos detrás de la cabeza, con las palmas acunando la parte posterior del cráneo”.

  3. Durante los próximos dos minutos, hay que “respirar profundamente y comienza a imaginar que tus palmas están enviando energía Reiki a la mente para liberar la energía y los pensamientos que ya no te sirven, y ver que la mente se llena de paz, luz y pensamientos tranquilos”.  

  4. “Una vez que la mente se libera, hay que colocar las manos sobre el corazón”.

  5. Se debe permitir que “la misma energía de luz y curación llegue al espacio del corazón. Seguidamente hay que observar cómo el corazón libera tensión, dolor, estrés o carga excesiva a medida que lentamente se emite energía y luz de las palmas de las manos para sanar el corazón”.

  6. Finalmente, hay que “abrir suavemente los ojos y observar cómo se sienten juntos la mente y el cuerpo”. 

 

En definitiva, la ansiedad es un problema real, un trastorno que desgraciadamente ha visto cómo su número de afectados se ha inflado de forma notoria a raíz de la pandemia de la Covid-19. Los trastornos psicológicos son los nuevos protagonistas de una etapa difícil, pero no imposible de superar. Sin duda alguna necesitamos conocimiento de todos estos trastornos, la información es imprescindible para poder actuar a tiempo cuando estos trastornos se asoman en la vida de las personas. En definitiva, la información es símbolo de poder, en este caso, es una herramienta para que las personas puedan luchar contra este tipo de trastornos. Desgraciadamente no todas las personas tienen conocimiento sobre este tipo de problemas tan comunes, pero es una tarea común aportar nuestros esfuerzos en informar a la sociedad sobre un problema real y arraigado al presente. 

 

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