L´albufera de València en peligro medioambiental

Los vertidos al agua, la sobreexplotación y el cambio climático son factores que podrían hacer desaparecer el humedal.

Por un momento, párense a pensar en esa laguna que tenemos a escasos kilometros de la ciudad de València y que según los expertos, si no se pone solución es fácil que nuestra próxima generación no tenga esa imagen del parque natural como lo tenemos a día de hoy. La cada vez mayor desaparición de las especies que habitan y la mala calidad de las aguas, son factores clave que hay que poner remedio si se le desea un buen futuro a este humedal.

L´albufera de València es un parque natural rodeado por una gran cantidad de infraestructuras que afectan al día a día del humedal, como bien puede ser la masificación poblacional, ya que está rodeado de más de 1.000.000 de personas que habitan en la zona, la autopista A-7, la contaminación de vertidos que van a parar a sus aguas y la sobreexplotación en la agricultura, la caza y la pesca. A su vez, este parque natural es único porque en ninguna gran ciudad española se tiene un parque natural a escasos 10 kilometros de la ciudad.

Además, es conocida por la cantidad de flora y fauna que vive en sus alrededores, por eso mismo la Albufera tiene un gran valor ecológico y además es zona de paso para muchas de las aves migratorias que vienen desde el norte de Europa hasta Africa. Añadir también que en su territorio habitan numerosas especies en peligro de extinción como el tradicional 'samaruc' entre otras muchas especies

La zona cuenta con una importante red de acequias y canales para el riego que se avastece de las aguas del lago. Un lago que a día de hoy sigue siendo el más grande del país aunque en la actualidad se ha reducido a 1/3 de lo que era en el siglo XIX. Antes, contaba con 30.000 hectáreas pero hoy se tiene algo menos de 3.000  debido a la acción del hombre que ha ido ganándole terreno al humedal. 

En sus inicios, el Parque Natural de la Albufera era un humedal con aguas cristalinas en las que habitaban muchas especies acuáticas y de las que cada vez se han ido reduciendo debido a la mala calidad de sus aguas y la caza y pesca sin freno. En la actualidad, la laguna no cuenta con visión hacia el fondo y sus aguas son verdosas. Este color viene aparejado por los vertidos tóxicos que las fábricas lanzan a sus aguas y por el alga invasora conocida como ‘fitoplancton’ que reduce la calidad del agua, su oxigenación y por tanto la mala calidad de vida de sus animales que viven en su interior llegando a provocarles la muerte. 

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A su vez, cada año se realiza la tradicional ‘perellonà’ una técnica que consiste en abrir las compuertas de la albufera para inhundar los campos de arroz durante su tiempo de gestación. Son los agricultores quienes deciden la cantidad de agua que se va a llevar a cabo sin mirar si la laguna puede o no ofrecer toda esa agua. Una vez sale el arroz, los agricultores deben de quemar la paja para que no se pudra en los campos y acabe contaminando las aguas de la laguna. Por ello, cada año nos llega a la ciudad de València ese olor a paja quemada que proviene de la Albufera. Sin embargo, muchos agricultores no realizan bien esta técnica y provoca que la paja se pudra, fermente y acabe siendo un producto tóxico para la fauna y flora del parque.

Toda esta serie de actividades que dañan gravemente el paraje natural favorece cada vez más su inminente retroceso y consecuente desaparición. Por ello, según un experto en la Albufera como es Herminio Boira, catedrático de botánica de la Universidad Politécnica de Valencia “si no acabamos con la contaminación y no empezamos a cuidar las aguas, la laguna desaparecerá en 30 años”. Sin duda, un testimonio desgarrador debido a la falta de agua y sobretodo a su calidad. 

Ahora bien, ¿Qué puede hacer el ser humano para intentar que todo esto no llegue a pasar?

En primer lugar se debe de producir un mayor aporte de agua al humedal. Desde la confederación hidrográfica del Júcar, ya están aportando cada año más de 208hm3 que ayudan a sanear las aguas y dar más oxígeno a la fauna.En segundo lugar, se debe controlar y multar a aquellas empresas que colindan con la laguna y que realizan vertidos tóxicos a los canales que van a parar a la Albufera. Por otra parte, desde el Ayuntamiento de València ya se está trabajando en la reducción del excesivo ruido que provocan los vehículos a motor en la laguna afectando a las aves que habitan en ella. Una de las medidas que ya está implantada a día de hoy es la puesta de un tramo radar que obliga a los vehículos a no superar los 50km/h. También, obligar a los agricultores a realizar un buen mantenimiento de la paja del arroz para evitar la contaminación de sus aguas. Por último, regular el control de la caza y la pesca, aunque desde la comunidad de pescadores del Palmar, ya se está regulando el número de kilogramos máximos por cada pescador y cazador. Sin duda, una serie de iniciativas que poco a poco se están asentando más en la vida del humedal y que puede ayudar a retrasar su desaparición e incluso salvarla.

 

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De esta forma, a parte de conseguir mermar el incremento de la contaminación, no hay que olvidar que el cambio climático también está afectando al humedal. La falta de lluvias durante el año y los episodios de fuertes 'Danas' altera el aspecto de la laguna al igual que los fuertes temporales. Estos, provocan un intercambio de aguas entre el agua del mar salada y el agua dulce de la laguna afectando a la flora y fauna. 

Por ello, es muy importante la acción del ser humano ya que sólo nuestra especie puede cambiar el rumbo de la situación y como valencianos, tenemos un diamante en bruto que no podemos desperdiciar. 

 

 

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