La salud mental: la pandemia invisible

La fiebre; la tos; el dolor de cabeza; la falta de gusto; y la falta de olfato, son algunos de los síntomas más visibles y aquellos de los que, durante la pandemia, más se ha alertado. Pero, ¿qué hay de aquellos síntomas que no se ven? ¿Qué hay más allá de los síntomas físicos?

El deterioro de la salud mental es uno de los síntomas de los que no se ha obtenido mucha información en este último año. Sin embargo, los trastornos como la ansiedad y la depresión se han convertido, en la sombra, en otra pandemia.

 

De hecho, sobre esto, ya advertía la Organización Mundial de la Salud: se hacía necesario implantar planes para prevenir problemas de salud mental derivados de la situación de crisis sanitaria. En mayo de 2020, concretamente, la OMS alertaba sobre el aumento de los trastornos mentales y recomendó a todos los países realizar una inversión en salud mental.

 

España está ganando la batalla contra la Covid-19. Sin embargo, y a pesar de las recomendaciones, la lucha contra la pandemia psicosanitaria ha dejado mucho que desear. La salud mental es, todavía, una asignatura pendiente. La escasa conciencia que existe en el país sobre esta materia es una realidad que se ha convertido, hoy más que nunca, en un peligro para la sociedad. 

 

El desconocimiento generalizado lleva a aquellos que empiezan a padecer trastornos mentales a creer que tienen alguna enfermedad física, ya que apenas tienen conocimientos sobre los síntomas que alertan del deterioro de la salud mental. Sin embargo, cuando consiguen descubrir lo que les sucede, viene el segundo problema: la larga lista de espera para ser atendido por un psicólogo mediante la sanidad pública. Y, en el peor de los casos, la espera termina en el suicidio, un final que cada vez es más común. 

 

Según los datos obtenidos por la Clínica psiquiátrica López Ibor, situada en Madrid, en el año 2020 se registraron más de 3.600 suicidios y alrededor de unos 8.000 intentos. Además, según el diario El Confidencial, el suicidio se ha convertido ya en la segunda causa principal de muerte entre los jóvenes.

 

Más allá del entorno educativo, donde no existe una extensa psicoeducación, España es un país que, además, según RTVE, destina menos del 5% de sus ingresos a la psicosalud pública. Actualmente, según RTVE, se ha calculado que, en la sanidad pública, hay tan solo 6 psicólogos por cada 100.000 habitantes.

 

“Cuando me dio mi primer ataque de ansiedad, no sabía lo que era. Pensaba que me estaba dando un ataque al corazón, pero era muy raro, porque tengo 21 años. No entendía lo que me estaba pasando”, afirma Ana Salas. Los jóvenes, como Ana, han sido uno de los grupos menos afectados por la Covid-19, pero uno de los grupos más afectados por los trastornos depresivos y de la ansiedad. 

 

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“En los jóvenes, la pandemia ha afectado, sobre todo, al desarrollo y crecimiento de la persona individualmente. Si te impiden salir, conocer gente, relacionarte, etc, te están poniendo impedimentos para crecer social y psicológicamente”, afirma Alberto Delgado, psicólogo. Por eso es tan importante conseguir que no cale el mensaje de que los jóvenes no suponen ninguna preocupación en tiempo de pandemia. Quizá no supongan un riesgo demasiado alto, salvo casos excepcionales, en términos de bienestar físico, pero sí está en riesgo el bienestar mental.

 

Ana relata que empezó a sufrir ataques de ansiedad durante el confinamiento. “El no poder salir me afectó mucho”, afirma. Además, la joven añade que el miedo que tenía por el peligro que suponía contraer la Covid-19 le generaba un estrés devastador. “Necesitaba salir a la calle, porque no aguantaba más encerrada en casa, pero, a la vez, tenía miedo de salir de casa. No sabía ni dónde quería estar”, declara la joven. 

 

“La ansiedad derivó en dolores de cabeza y un cansancio tremendo”, afirma Ana. “No podía concentrarme porque, además, siempre estaba con dolor de estómago”, añade. 

 

En muchas ocasiones, los trastornos psicológicos pueden ocasionar consecuencias físicas. “Un síntoma muy habitual es no tener ganas de hacer nada. No hacer nada afecta a tus músculos, a tu salud física en general, y eso, a su vez, puede provocar más problemas mentales. Es la pescadilla que se muerde la cola”, declara Alberto. 

 

El trabajo de los psicólogos ahora, según declara Aitor Grimaltos, psicólogo especialista en sexología y terapia de pareja, conlleva una enorme responsabilidad. Gracias a las redes sociales, la salud mental está dejando de ser un tema tabú y los psicólogos, por su parte, aprovechan estos medios para hacer un trabajo de activismo y de extensión de la psicoeducación.

 

En España, todavía queda mucho que hacer. Sin embargo, el paradigma es esperanzador, ya que las nuevas generaciones son cada vez más conscientes de la importancia de la salud mental. Lo vivido en este último año, en el campo psicosanitario, ha significado todo un golpe de realidad que, por supuesto, ha roto con el extendido tabú de la salud mental. 

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