El COVID persistente, la cara olvidada de la pandemia
Esta secuela del coronavirus supone uno de los aspectos más ocultos de esta enfermedad
Ramón Pérez Lunes, 24 de Mayo de 2021
Un artículo de la revista The Atlantic pronunció: “La muerte no es lo único que importa. También debemos tener en cuenta las vidas cambiadas”. El coronavirus no solo ha arrebatado millones de vidas en todo el mundo sino que también ha dejado secuelas que prolongan el sufrimiento causado por el virus. Las posibles consecuencias del COVID han cambiado las vidas de la gente hasta un punto inimaginable. Entre esas consecuencias se encuentra el COVID persistente, secuelas o síntomas constantes que sufren los pacientes tras haber pasado la enfermedad del coronavirus. “Las secuelas más comunes son la fiebre, el cansancio o debilidad corporal, la pérdida del olfato, la alteración del gusto y el dolor muscular o articular”, afirma Ariadna Alfayate Silvestre, médica de Urgencias del Hospital Arquitecto Marcide en Ferrol (A Coruña). Todavía existen muchas incertidumbres sobre el COVID persistente pero lo que sí es cierto es que parece haber una lista infinita de pacientes que sufren dichas secuelas. Estos pacientes siguen conviviendo a diario con decenas de síntomas muy variados. “Al principio tuve que paralizar mi vida”, afirma Paula Silla García, paciente de COVID persistente, una de las personas que sufren el llamado “COVID persistente” y, como ella, son muchos los que se han visto obligados a detener sus vidas o seguirlas a medias.
Un informe realizado recientemente por el Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Salud e impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que el 10% de los pacientes diagnosticados de COVID-19 pueden desarrollar COVID persistente hasta doce semanas después de la detección inicial del coronavirus en sus organismos. En este mismo sentido, una encuesta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) añade que, en términos generales, el perfil medio del paciente de COVID persistente es una mujer de 43 años, “sin patologías previas” y cuyo principal síntoma es el cansancio. Además, este sondeo revela que la gran mayoría de los diagnosticados contrajeron el coronavirus “en la primera ola de la pandemia”.
Ante la falta de un tratamiento específico para los pacientes de COVID persistente a día de hoy, el Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Salud insta a las autoridades sanitarias de cada territorio a poner en práctica “enfoques multidisciplinarios y multiespecializados para la evaluación y la gestión” del COVID persistente que permitan ofrecer un tratamiento amplio, correcto y variado tanto a las personas que padecen esta secuela en sus vidas diarias como a sus familiares. En estos momentos, el estudio presenta como posibles tratamientos del COVID persistente “herramientas de rehabilitación y apoyo a través de Internet”.
Por su parte, la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y la alianza de colectivos autonómicos LONG COVID ACTS continúan trabajando para intentar proporcionar respuestas a los numerosos afectados por la COVID Persistente/Long Covid.
Y hablando de soluciones, la empresa farmacéutica Lilly ha sabido mejor que nadie cómo buscarlas, incluso aún teniendo que enfrentarse a muchos obstáculos de por medio. “La pandemia no ha hecho desaparecer, por desgracia, otras enfermedades terribles, como el cáncer o la diabetes. Desde Lilly se pusieron una gran cantidad de recursos en buscar soluciones para los pacientes que enfermaban de COVID, pero se ha seguido investigando y avanzando en el desarrollo de otros fármacos”, comenta José Franciso Sánchez Catalá, Key Account Manager de Relaciones Institucionales de Lilly. En un año tan intenso y lleno de retos para la Industria Farmacéutica, han conseguido éxitos en tiempo récord, como las vacunas y los tratamientos que ya están aprobados por las agencias regulatorias. “De hecho, hemos sido capaces de desarrollar dos nuevos fármacos biológicos para la COVID, de investigar exitosamente la eficacia frente al virus de un fármaco ya comercializado para otra patología y, al mismo tiempo, de seguir desarrollando ensayos clínicos con nuevos fármacos para el cáncer, la diabetes y enfermedades autoinmunes como la psoriasis, la artritis reumatoide o la dermatitis atópica”, afirma José Francisco.
Según el ámbito en el que se trabaje, el COVID ha afectado en el día a día laboral de gente como Paula Silla, que además es víctima del COVID persistente. “Por suerte trabajo en un oficina y puedo teletrabajar los días que no me siento predispuesta, pero rindo mucho menos de lo que lo hacía antes. Trabajo horas extra los fines de semana para acabar la faena que entre semana no puedo hacer por tener fuertes dolores de cabeza y agotamiento”. Sin embargo, a otros esta situación les ha brindado oportunidades, como es el caso de José Francisco, que trabaja en el sector de la Industria Farmacéutica. “Al ponerse el foco en la IF, se ha visto que somos un sector esencial y se ha demostrado lo que podemos aportar para mejorar la salud global. Luego está el eterno debate de los beneficios económicos, las patentes, la inequidad con los países más pobres… Pero eso da para otro reportaje. En definitiva, se nos ha brindado la oportunidad de mejorar nuestra imagen ante el mundo”, comenta.
Por ser una enfermedad que involucra a varios órganos, los síntomas derivados de la COVID pueden ser muy diversos y su abordaje depende de múltiples factores. Aunque los factores de riesgo y otros detalles todavía se están estudiando, hay una necesidad de aprender más sobre la COVID persistente y de crear protocolos de actuación para asistir a los pacientes que sufren estos síntomas. El abordaje de estos síntomas debe hacerse bajo una estricta supervisión médica y, dependiendo de cada persona, se tomarán unas medidas que traten la situación individual que esté sufriendo. “Sería importante una escucha empática de estas personas y reconocer la sintomatología que tienen, tanto a nivel psicológico como a nivel físico. Se debería hacer un abordaje multidisciplinar, no solamente con ansiolíticos y antidepresivos, sino un abordaje multidisciplinar y que el médico de Atención Primaria, que será el primero en atender a estos pacientes, pueda reconocer esta nueva entidad que es la COVID persistente y derivar a los profesionales necesarios”, explica José Francisco.
“Ahora mismo somos un poco los olvidados de la pandemia, porque el foco está en reducir los contagios y administrar las vacunas”, dice Paula Silla. Una situación que se espera que cambie pronto, ya que los indicadores reflejan que la situación mejora. Es cierto que la prioridad ahora mismo es eliminar el virus, pero no debemos olvidar, que aunque parezca que el COVID ha parado el mundo, el planeta continúa girando.