El sector terciario, el más damnificado por la pandemia

La hostelería cerró el 2020 con 367,4 millones de parados

 

La pandemia no llegó a España de la noche a la mañana. Wuhan ya alertaba del peligro de la pandemia desde diciembre de 2019, pero se veía demasiado lejos, era algo impensable. Cuando llegó a Italia, el coronavirus pasó de ser un extraño a ser vecino, pero todavía no era momento de tomar medidas. Y cuando aterrizó en el país… fue demasiado tarde. Si algo es cierto es que llegó a España y lo hizo para cambiar, por completo, la vida. Durante dos meses, cuatro paredes se convirtieron en el refugio y en la cueva de toda la población y cuando el estado de alarma se levantó tuvieron que aprender a vivir una día a día que no conocían. Tuvieron que aprender a convivir con el coronavirus. 

 

Desde entonces, los casi 47 millones de habitantes, han tenido que adaptarse a una nueva normalidad en la que no hay público en los eventos deportivos, en las que los ‘tardeos’ se han convertido en las nuevas noches, en las que las terrazas han pasado a ser el nuevo interior del restaurante y en el que ya no se comen palomitas en el cine. Por no decir que los abrazos y los besos han sido sustituidos por sonrisas a través de la mascarilla y choques de codo; que, inconscientemente, el metro y medio se ha convertido en una nueva unidad de medida; y que el alcohol se ha vuelto un bien necesario. 

 

Hostelería y turismo, los sectores más golpeados

La crisis sanitaria ha puesto de manifiesto la escasez presente en gran parte de los sectores. Ha hecho especial mella en la hostelería y en el turismo. Esta situación se ha debido al estado de alarma casi permanente durante algo más de un año y medio. El pasado jueves, la Plataforma constituida por FIAB (Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas), AECOC (Asociación de Empresas de Fabricantes y Distribuidores) y Hostelería de España aseguró que sus servicios de restauración son espacios seguros y de ocio, según los datos proporcionados a hosteleriadigital.es. Los datos del mes de junio 2020 previos a la situación pandémica mostraban que España es el país con más bares y restaurantes por persona en todo el mundo, un bar para cada 175 habitantes, según el INE.

 

Las políticas dedicadas a la hostelería siguen sin dar carta blanca a estos espacios de ocio y consumo. Su consideración como zonas de riesgo no logra que los bares y restaurantes pueden recuperar una actividad medianamente “normal”. Los hosteleros han mostrado en múltiples ocasiones reticencias a que se les haya privado de su medio de subsistencia. Los botellones y las fiestas en casas particulares se han incrementado entre los más jóvenes, debido a la falta de control que se realiza en estos. Los recientes datos publicados por el Ministerio de Sanidad reflejan que apenas un 2,33% de los contagios se han dado en el sector hostelero.

 

A raíz de las medidas políticas que han afectado al sector, más de 100.000 establecimientos se han visto obligados a cerrar sus puertas, según la plataforma Hostelería Digital. Este sector proporciona empleo a más de 1 millón y medio de personas en nuestro país, por lo que no es difícil deducir que muchos se han visto afectados y se encuentran actualmente sin empleo. Se han realizado algunas primeras propuestas para recuperar la actividad del sector, pese a ello no se han llevado a cabo ninguna de forma completa. Según los últimos datos dispuestos por el INE, el 2020 cerró con 367,4 mil parados en el sector hostelero. Nuestra cultura de bar está en una situación crítica ante las medidas establecidas. 

Made with Flourish


 

Las restricciones de movilidad también han causado estragos en el sector turístico. La patronal del turismo ha indicado que la facturación ha caído un 70% con respecto al año anterior, según los datos publicados por Statista. Las medidas adoptadas por el Gobierno para frenar en avance del coronavirus han reflejado un importante descenso en el tráfico aéreo. En 2020 solo visitaron España 76 millones de pasajeros, cifra muy por debajo de la habitual en las últimas décadas. Los grandes aeropuertos permanecieron abiertos, pese al descenso, que superaba el 70-80% de inactividad. Los datos publicados en INE confirman las pérdidas económicas en turismo ascienden a 72.000 millones de euros.

 

La Organización Mundial de Turismo (OMT) ha registrado el 2020 como “el peor año de la historia”. Se suman a los esfuerzos una campaña de vacunación incipiente, pero que no logra ser del todo ágil. La situación preocupa de forma evidente al sector. Las zonas más afectadas han sido Baleares, Cataluña, Madrid, Andalucía, la Comunidad Valencia y las Canarias. Las empresas de actividad turística no esperan que las previsiones mejoren de cara a 2021.

 

Los sectores que todavía están resurgiendo

Junto a la hostelería, el ocio nocturno ha sido, sin duda alguna, uno de los sectores más afectados por la pandemia, es más, el concepto de “discotecas” y “pubs” tal y como se conocía hasta el 13 de marzo de 2020, ha desaparecido. Los carteles de “sold out” se han convertido en “aforo limitado”; las pistas de baile se han llenado con mesas y sillas; los cuños de la entrada vienen acompañados de gel hidroalcoholico; y, junto al DNI, la mascarilla se ha convertido en un complemento esencial para poder entrar. 

 

No ha sido el coronavirus el peor enemigo del ocio nocturno, pero sí lo ha sido el gobierno de cada autonomía. Madrid, sin ir más lejos, con Ayuso al frente, ha mantenido, aun con restricciones y limitaciones, las discotecas abiertas. Ejemplo de ello fueron Teatro Kapital, Teatro Barceló, OPIUM Madrid o Fortuny. Sí, el toque de queda impedía trasnochar y volver a casa a las seis de la mañana, pero lo que no impedía era impulsar el “tardeo”. El ocio nocturno se tuvo que reinventar, dar la vuelta a sus horarios y, en vez de abrir de 24:00h a 05:00h, las 17:00h se convirtieron en el nuevo horario de apertura, mientras que a las 23:45h cerraban sus puertas. 

 

Sin embargo, la Comunidad Valenciana, por ejemplo, no tuvo la misma suerte. Un total de 800 – de los 2.000 existentes – negocios se han visto en quiebra en el último año, tal como apunta la Coordinadora Empresarial de Ocio y Hostelería de la Comunidad Valenciana. Desde que se decretó el estado de alarma, el ocio nocturno tan solo ha contado con dos meses de actividad limitada – julio y agosto – y ya cuenta con unas pérdidas que superan los 100.000 euros en el caso de los pubs y los 300.000 en las discotecas. Y todo esto sin ayudas por parte del Consell. Cada vez que recibían luz verde para abrir, los propietarios del ocio nocturno tomaban las medidas pertinentes y, cuando parecían recuperar lo invertido, unas nuevas restricciones obligaban a cerrar las puertas. El pasado 14 de abril, el sector acampó a las puertas del Palau bajo el eslogan ‘El Ocio se Planta’ para pedir un plan de rescate, asegurando que llevaban “13 meses sin actividad, abandonados, sin ayudas reales y sin ingresos”. Desde el 1 de mayo y hasta día de hoy, los grandes temas musicales vuelven a sonar en las discotecas valencianas que, aprovechando el regreso del buen tiempo, han dado prioridad a sus terrazas con tal de mantener una estancia segura. 

 

Junto a ello, los conciertos también han tenido que reinventarse para poder volver a su actividad. El pasado 27 de marzo se llevó a cabo un concierto piloto del grupo Love of Lesbian en el Palau Sant Jordi de Barcelona con el objetivo de demostrar que los grandes eventos pueden ser seguros siempre y cuando se tomen las medidas necesarias. De los 4.592 asistentes – tal como apuntan los doctores de la Fundación Lucha contra el Sida y Enfermedades Infecciosas y el Hospital Universitario Germans Trias i Pujol – tan solo se diagnosticaron seis personas positivas, de las cuales cuatro no se contagiaron en el propio concierto. Estos datos suponían una incidencia acumulada de 130,7 casos por cada 100.000 habitantes, por lo que los organizadores calificaron la iniciativa como un gran “éxito”. 

 

No obstante, los conciertos empiezan a retomar sus rumbos y los artistas programan sus giras en vista a este verano 2021. Benicàssim, destino de festivales, acogerá este verano “Luce Benicàssim” – durante el mes de julio – y “Mar de Sons” – en agosto – en el que en su día es el recinto del Rototom y FIB. La promotora, The Music Republic, ha anunciado en su comunicado que “el recinto tendrá un gran escenario al aire libre, y una zona de público dividida entre y pista y grada, que cumplirá con todas las medidas de seguridad vigentes, respetando el aforo permitido, manteniendo las distancias de seguridad, en un espacio amplio y diáfano que brindará una gran experiencia a los asistentes”. Así, artistas de la talla de Vanesa Martín, Pablo López, Aitana Ocaña y Antonio Orozco volverán a los escenarios en pleno regreso a la normalidad. 

 

Un aspecto que todavía tendrá que esperar es la vuelta de los aficionados deportivos. Javier Tebas, presidente de LaLiga, anunció, en un primer momento, que en enero podrían volver a entrar a los estadios, después fue a finales de abril y cuando parecía que las últimas cuatro jornadas iban a abrirse al público… el ministro de Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, aseguró que “por el momento y a corto plazo, no va a haber público en los estadios de fútbol ni de baloncesto. Cuando haya garantías y seguridad habrá público”. Según el balance presentado el 2 de marzo a raíz del informe realizado por la consultora PwC (Price Waterhouse Coopers), los clubes españoles de Primera y Segunda División, han dejado de ingresar un total de 2.013 millones de euros durante estas dos temporadas debido al coronavirus.

 

En ciertas comunidades, aunque no en el caso de la Comunidad Valenciana, se permite la entrada de los aficionados en Segunda B y Tercera, así como el regreso de los padres a ver a sus hijos jugar en categorías inferiores. Lo mismo ocurre en baloncesto, Moto GP y Formula 1, entre otros. Sin embargo, la final de Mutua Madrid Open 2021 de Madrid acogió 4.8000 personas cada día, eso sí, manteniendo las medidas de seguridad: desinfección de los asientos, mascarilla, distancia y control de temperatura. Convirtiéndose así en el primer gran evento deportivo con público en España. 

 

Aunque se apunte a una retirada próxima de las mascarillas en espacios exteriores, el fin de la pandemia todavía está muy lejos. No obstante, el ocio - siempre manteniendo las medidas de seguridad - está viendo la luz al final del túnel y, poco a poco, la vida cotidiana, aun teniendo que adaptarse a las nuevas circunstancias, va resurgiendo.

 

 

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