La ejemplar vocación de Antonio Pampliega

El reportero de guerra presenta sus libros “En la oscuridad” y “Las trincheras de la esperanza” en la librería Somnis de Paper de Benetússer

Un préstamo de 10.000 euros en 2015 sirvió al periodista para comprar cámaras y ordenadores con el objetivo de viajar a Siria y hacer reporterismo después de abandonar el periodismo deportivo. Ese año y ese país del Oriente Medio quedaron marcados para siempre en el pensamiento de Antonio Pampliega después de estar secuestrado diez meses por milicianos de la filial local de Al Qaeda

 

El periodista Antonio Pampliega, reportero en zonas de conflicto y actual presentador del programa Pasaporte Pampliega de Cuatro, presentó sus libros “En la oscuridad” y “Las trincheras de la esperanza” el pasado 11 de abril en la librería Somnis de Paper de Benetússer acompañado de la periodista local Lola Bañon.

 

El abuelo del reportero combatió en el Ejército Republicano cuando tenía tan solo 18 años, una referencia familiar que le armó de valor para pedir un préstamo de 10.000 euros en 2015 y comprar cámaras y ordenadores para viajar a Siria con el objetivo de hacer reporterismo después de abandonar el periodismo deportivo. Ese año y ese país del Oriente Medio quedaron marcados para siempre en el pensamiento de Antonio Pampliega.

 

El periodista estuvo secuestrado diez meses por milicianos de la filial local de Al Qaeda (de julio de 2015 a mayo de 2016), pero el ideal ético de su profesión sigue invariable: “El secuestro fue un accidente laboral y no voy a hablar de él porque está contado en ‘La oscuridad’. Mi propósito es hacer pensar a la sociedad con los momentos que fotografío y emito por la televisión. He estado en muchos conflictos pero la guerra de Siria es la peor del siglo XXI”, anunció en su primera intervención en una librería que estaba abarrotada.

 

En ese sentido, contó que Alepo es la ciudad de Siria donde más ha afectado la guerra: “La población huía en masa a Turquía, donde los refugiados se morían de frío en invierno por las pésimas condiciones que tenían. Por eso, los sirios llegaron a la conclusión de que preferíaan morir en su ciudad que hacerlo en un campo de refugiados. Para aguantar el invierno, en la Navidad de 2012, empezaron a talar los árboles de los parques de la ciudad para calentarse con la madera. Cuando se acabaron los árboles de la ciudad, pasaron a los bancos de los parques y, luego, quemaron los libros del colegio para poder sobrevivir”, aseguró.  

 

Sus razones documentales y luminosas, que pesaban como verdades, nos hicieron ver, cara a cara, el horror de la sangre y la muerte de las guerras con imágenes proyectadas que encendían la realidad de Siria y revelan los edulcorantes de la actualidad: “Las guerras por televisión son imperfectas; las guerras, sobre el terreno, son implacables. De hecho, este tipo conflictos también son democráticos porque no hacen distinción y matan a niños, mujeres, periodistas, soldados… y, nuestro gobierno, en parte, es responsable de esto porque es el séptimo vendedor de armas del mundo. Los primeros países que más armas venden son Estados Unidos, Inglaterra, China, Rusia y Gran Bretaña. Estos cinco estados son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, es decir, quien vela por la paz mundial vende las armas para que maten”, argumentó.

 

La charla no fue un anuncio publicitario de su programa de Cuatro, ni una reseña editorial de sus libros sino que el acto tuvo vocación y finalidad periodística. Quizá poco reglamentaria para el gran público pero necesaria para los estudiantes de periodismo que, atónitos, asistieron al encuentro donde se reflexionó a fondo sobre los asuntos morales del periodismo y su vocación de ejemplaridad.

 

Pampliega, sin dobleces, explicó que en la guerra se mata tanto que los cementerios están llenos y, a la población, no le queda otra que recurrir a parques infantiles para usarlos como tales: "Cuando estás allí, el hecho de ver que el lugar donde jugaban los niños se utiliza para enterrar a la gente me produce un choque emocional”. En ese sentido, el reportero también contó cómo los niños son los principales perjudicados en la guerra: “Los adolescentes van al frente de combate porque han muerto sus padres y no les queda más remedio. La mayoría de ellos mueren, solo duran entre seis meses y un año en la guerra”. Asimismo, el periodista madrileño explicó cómo en el Congo hay 120 grupos armados, es decir: “hay 120 conflictos que necesitan soldados y recurren a los niños para la extracción y el tráfico del coltán. El niño es el mejor soldado del mundo porque no cuestiona las órdenes del adulto”. Salimos de la librería Somnis de Paper de Benetússer con la sensación de que Pampliega es un ejemplo de que el periodismo no ha perdido su reminiscencia de vocación y misión de obra.

 

Puedes escucharlo aquí: https://www.ivoox.com/ejemplar-vocacion-antonio-pampliega-audios-mp3_rf_35543999_1.html

 

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